Los EEUU deben volver a la vía correcta del diálogo y la cooperación: Zhu Jian
Irma Villa
La guerra arancelaria que lleva a cabo el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica se remonta a 2018, cuando Donald Trump también era presidente. De ese año al 2025 “la parte estadounidense ha impuesto aranceles a las exportaciones chinas por un valor superior a los 500.000 millones de dólares, al tiempo que ha implementado continuamente políticas destinadas a contener y reprimir a China”, se lee en el libro blanco publicado recientemente en China, sobre este tema.

Esta medida registra un nivel de tensión máximo entre las dos potencias; la respuesta de China a la imposición de aranceles adicionales a nuevos productos, incluyendo los llamados «aranceles recíprocos» y un 50 por ciento sobre los ya existentes, no la esperaba Donald Trump, al grado que la calificó de “imprudente”.
China aplicó aranceles del 125 por ciento a sectores muy sensibles, entre estos el de empresas tecnológicas como Apple, pero lo hizo para defenderse del ataque recibido el 9 de abril: “son totalmente para salvaguardar su propia soberanía, seguridad e intereses de desarrollo, así como para mantener el orden normal del comercio internacional”.
Y Zhu Jian, Encargado de Negocios de la Embajada de China en México, en un artículo recordó las violaciones en las que incurre el presidente Trump, llamando a “los Estados Unidos a corregir inmediatamente sus errores y volver a la vía correcta del diálogo y la cooperación. Confiamos en que la gran mayoría de los países, incluido México, se situarán en el lado correcto de la historia, en el lado de la equidad y la justicia, y trabajarán en solidaridad con todas las partes para tomar decisiones que redunden en su interés a largo plazo.”
Mientras los que vamos escuchando a los analistas de esta guerra comercial, nos queda muy claro que el mundo se polariza, que ninguna de las dos naciones piensa ceder, y que los demás países van a tener quee elegir bando. Pero lo positivo es saber que China es el contrapeso necesario para reorganizar el orden internacional en busca de un mundo más equitativo, por más que el presidente de los Estados Unidos diga lo contrario.