Embajador Zhang Run recordó apoyo de México al principio de Una sola China
Discurso íntegro compartido por la Embajada de China
Estimada Dip. Yeidckol Polevnsky, Presidenta del Grupo de Amistad México-China de la Cámara de Diputados,
Estimado Dip. Carlos Ortiz Tejeda, Presidente de la Comisión de Cultura y Cinematografía de la Cámara de Diputados,
Estimada Dip. Vania Roxana Ávila, Secretaria de Asuntos Internacionales del Movimiento Ciudadano,
Estimado Dip. Brasil Acosta, Vicepresidente del Grupo de Amistad México-China de la Cámara de Diputados,
Estimado. Dip. Alberto Villa Villegas,
Estimado Consejero Fernando González-Saiffe, Director general para Asia-Pacífico de la Secretaría de Relaciones Exteriores,
Estimada Dra. Elsa Espinosa, Subsecretaria de Asuntos Internacionales del Partido Revolucionario Institucional,
Estimados miembros de la familia del Expresidente Luis Echeverría Álvarez,
Señoras y señores, amigos todos:
En nombre de la Embajada de China en México, quisiera darles a todos ustedes una calurosa bienvenida por su presencia en nuestra recepción con motivo de repasar la historia del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre China y México con miras al futuro. Hoy se encuentran aquí presentes muchos viejos amigos. Quisiera aprovechar esta valiosa oportunidad para repasar con ustedes la historia del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y México hace más de medio siglo.
El reconocimiento al principio de una sola China por la parte mexicana es un requisito político previo para el establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y México.
El 5 de octubre de 1971, el expresidente Luis Echeverría afirmó que “debe reconocerse que la soberanía y la integridad territorial de China son jurídicamente indivisibles” en su discurso ante la 26ª Asamblea General de las Naciones Unidas. El 25 de octubre del mismo año, el gobierno de México tomó la decisión política de votar a favor de la resolución 2758 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, propuesta por Albania, Argelia y otros 23 países, restituyendo a la República Popular China todos sus legítimos derechos en las Naciones Unidas, reconociendo que los representantes del Gobierno de la República Popular China son los únicos representantes legítimos de China en las Naciones Unidas, y expulsando inmediatamente a los representantes de Chiang Kai-shek del puesto que ocupaban ilegalmente en las Naciones Unidas y en todos los organismos relacionados. Justo el día en que se adoptó la resolución, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México emitió un comunicado en el que anunciaba la ruptura de las relaciones diplomáticas entre el gobierno mexicano y el grupo de Chiang Kai-shek. El 14 de febrero de 1972, los Representantes Permanentes de China y México ante las Naciones Unidas firmaron el comunicado conjunto sobre el establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países en Nueva York.
En el comunicado se escribe “de acuerdo con los principios de la igualdad jurídica de los Estados, el respeto mutuo de su soberanía, independencia e integridad territorial, la no agresión, y la no intervención en sus asuntos internos o externos, los Gobiernos de los Estados Unidos Mexicanos y de la República Popular China han decidido establecer relaciones diplomáticas”. Desde entonces, la paz, la igualdad, la independencia y el respeto han sido las palabras clave en las relaciones bilaterales.
Desde el establecimiento de relaciones diplomáticas hace más de 50 años, China y México han mantenido la solidaridad para avanzar juntos superando las adversidades, convirtiéndose en buenos amigos con confianza mutua y buenos socios de ganancia compartida. En junio de 2013, el presidente chino Xi Jinping y el presidente mexicano Enrique Peña Nieto firmaron juntos la declaración conjunta de la República Popular China y los Estados Unidos Mexicanos en la Ciudad de México, elevando relaciones sino-mexicanas a la asociación estratégica integral. La declaración indica que la parte mexicana expresó su firme apoyo al principio de una sola China y ratificó la posición del Gobierno de México de que Taiwán y Xizang (el Tibet) forman parte inalienable del territorio chino. Apreciamos y agradecemos mucho al gobierno mexicano y a todos los sectores de la sociedad mexicana por su insistencia coherente en el principio de una sola China. Mientras tanto, me complace ver que la gran mayoría de nuestros amigos mexicanos se adhieren al principio de una sola China. A comienzos de este año, los buenos amigos presentes como la Dip. Yeidckol Polevnsky y el Dip. Brasil Acosta hicieron publicaciones en las redes sociales declarando que sólo hay una China en el mundo, lo cual aprecio mucho. Quisiera expresar aquí mi gratitud a todos nuestros amigos que han respetado el principio de una sola China y han emprendido acciones prácticas para el desarrollo de las relaciones entre China y México.
Quiero aprovechar esta oportunidad para reiterar que el principio de una sola China es un consenso universal de la comunidad internacional y una norma básica en las relaciones internacionales, también es el requisito previo y la base política para que China establezca y desarrolle relaciones diplomáticas con otros países. Los países que han establecido relaciones diplomáticas con China deben seguir el principio de “tres No”, es decir, no sostener contactos oficiales con la región de Taiwán, no firmar acuerdos de naturaleza soberana con las autoridades de Taiwán, y no apoyar la participación de Taiwán en organismos regionales e internacionales donde solo los estados soberanos pueden ser miembros.
La resolución 2758 es un documento político que resume el principio de una sola China cuya autoridad legal no deja lugar a dudas y ha sido reconocida en todo el mundo. Taiwán no tiene ningún fundamento, motivo ni derecho para participar en la ONU ni a ninguna otra organización internacional cuya membresía esté limitada a estados soberanos. En los últimos años, algunos elementos de un pequeño número de países, entre los que destaca EE. UU., se han confabulado con las fuerzas de Taiwán para afirmar falsamente que la resolución no resolvió de manera concluyente el problema de la representación de Taiwán. Profesan que el estatus de Taiwán aún no se ha determinado y declaran su apoyo a la “participación significativa de Taiwán en el sistema de la ONU”. Lo que en realidad están tratando de hacer es alterar el estatus de Taiwán como parte de China y crear «dos Chinas» o «una China, un Taiwán» como parte de una estratagema política: utilizar a Taiwán para contener a China. Estas acciones en violación de la Resolución 2758 y el derecho internacional son un grave incumplimiento de los compromisos políticos asumidos por estos países, dañando la soberanía y la dignidad de China y desprecian los principios básicos del derecho internacional, a las cuales el gobierno chino ha condenado y expresado su decidida oposición.
El establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y México se logra con un enorme esfuerzo, y el desarrollo sano y estable de la relación entre los dos países no puede lograrse sin el cuidado esmerado a largo plazo de ambos gobiernos y pueblos. En el pasado noviembre, el Presidente Xi Jinping y el Presidente Andrés Manuel López Obrador sostuvieron un encuentro exitoso, proporcionando una orientación estratégica al desarrollo de las relaciones bilaterales y trazando un plan maestro de cooperación bilateral. China está dispuesta a trabajar con México para mejorar el acoplamiento estratégico y explorar el potencial de cooperación, con el fin de enriquecer la asociación estratégica integral entre los dos países. Espero que sean practicantes y divulgadores del principio de una sola China, testigos y herederos de la amistad China-México. En el futuro, me gustaría hacer esfuerzos conjuntos con todos ustedes para sembrar el consenso de adhesión al principio de una sola China en todos los sectores de México, y promover activamente la cooperación bilateral en diversos campos, para que el árbol de la vida de las relaciones China-México crezca constantemente y sea frondoso.